Una en sus ratos libres hace estudios antropológicos, ya se sabe que cada uno se entretiene a su manera... Pues bien, después de varios meses viviendo en Manor House y cogiendo el bus (para no mover el culo del metro a la puerta de mi casa), puedo decir que es mezcladito, pero mayormente se ven (y se oyen) italianos y españoles, jóvenes.
El otro día, cogí ese bus. Me bajé y cogí otro en otra dirección. En esos escasos minutos, cambió la población londinense: me encontré rodeada de negros. No exagero si digo que en el bus eramos dos blancos. Marina, cuando va a trabajar a la zona "modernilla" donde están las empresas de moda y diseño, va rodeada de hipster (lo que vienen a ser los "que-guay-soy-y-como-me-gusta-mostrarlo", bus en el que la masa corporal de los usuarios es probablemente inferior a lo indicado como saludable (recordemos, imperio de la moda). Luego están los buses de rutas turísticas, donde puedes escuchar de todo, que para eso son turistas y hablan en extranjero. Y en el sur, oyes muuucho portugués.
Supongo que, estando tan mezclados como estamos, aún de forma involuntaria, buscas lo más parecido a tu casa. Hasta yo, castellanoparlante toda mi vida, me alegro al oir valenciano (y chapurreo, que es a lo máximo que llego a estas alturas). Como resultado de eso, acabas teniendo no exactamente guettos, pero algo similar: tiendas con productos propios de ciertos países, peluquerías especializadas en pelo afro, librerías donde hay un piso dedicado a literatura en idiomas varios... Lo cual no deja de ser divertido y diferente a lo que estamos acostubrados. ¡Pero para cuando Spanishtown! Somos tantos que no tenemos ni guetto propio...
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