Mercadillos

Si en Londres hay algo que mola mucho son los mercadillos callejeros.

Hay de todos los colores, formas, tamaños y hasta olores, pero todos tienen en común algo: la comida entre marroquí-thai-chinese-nosesabemuybiendonde que está para morirse y revivir en un lugar mejor (si es que lo hay). Y yo este fin de semana me he hinchado a arroz basmati con raras pero deliciosas mezclas de pollo con curry picante y crujientes verduras.


El sábado estuve en Broadway Market (Hackney) y a parte de comer curry picante petabilísimamente recomendable y de las chulísimas parkas alemanas con forro remarcaría el momento en que una mujer se nos acercó para decirnos que estaban escogiendo gente para un casting de fotos de no sé que mierdas de no sé qué cosa. Ante mi atónita mirada de 'qué what the fuck está contándome la tía esta no entiendo nada que alguien me saque de aquí' ella preguntó que si éramos ingleses. Mi respuesta: Yo no. Su conclusión: "Oh, what a shame! You have such a beautiful skin...". Me alegró la mañana, ¿Por qué mola tanto que un extraño nos diga cosas chulas?

Hoy domingo hemos ido a Brick Lane. Es uno de los mercadillos con más variedad y más famosos de la ciudad pero lo realmente petabilidoso ha sido el café 1001. Entras: una barra donde te sirven el café, subes las escaleras y te encuentras con mogollón de sofás (domingo por la tarde, por supuesto llenísimo), sigues andando, cruzas una puerta y PAM! De repente apareces en una nueva dimensión llamada típica discoteca con gente bailando. ¿Qué no cuadraba? Repito, era domingo y eran las 4 de la tarde. Hoy nos hemos tomado un café con brownies en algo parecido a cutrePacha Valencia, ha sido una nueva experiencia.

El remate final ha sido esta noche con Pola cocinando chorizos al vino, tortilla, tomate con ajo y demás verduras a la plancha a modo de cena española para mí y para nuestros compañeros de piso: una pareja de Brighton que ha petado con los experimentos y no tan experimentos de nuestra cocinitas.


Ha sido todo lovely